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Ra deza ku ya ‘ñini (La bolsa que tiene los juegos) forma parte de la colección "Juguemos en..." producida por el Laboratorio de Lengua y Cultura Víctor Franco. Se trata de un conjunto de juegos de mesa (Gi hekia hemi (Lotería), Gi mbeni (Memorama), Gi pe’de (Dominó), Ñotho ra zugue (El gusanito que habla hñahñu)) que contienen algunos oficios, actividades, animales, frutos, números y frases relacionadas a su contexto cultural y lingüístico. Su propósito es apoyar a la educación intercultural bilingüe e incentivar en los niños hñahñu la valoración de su cultura en un ambiente lúdico. Los maestros también pueden utilizar este juego para motivar la creatividad e imaginación de los niños, así como su expresión oral y la reflexión sobre diversos aspectos de la cultura de este pueblo. Ra deza ku ya ñini ha sido desarrollado en la variante de San Pedro Arriba, Temoaya, Estado de México.
Gi hwki hemi, es un juego tradicional de lotería, consta de un conjunto de 34 cartas y 12 tableros que aluden a las propiedades (olor, tamaño, color, textura) de diversas verduras, frutas y animales que forman parte del entorno cotidiano de los niños hñahñu. Se recomienda para niños de entre 5 y 10 años. Pueden participar hasta 12 jugadores. La lotería es un juego que permite al niño relacionar palabra – imagen y desarrollar un vocabulario más amplio. Gi hekia hemi es una lotería que trabaja con frases breves que permiten al niño evocar características del objeto que resultan significativas para la cultura. Al mismo tiempo, los niños podrán familiarizarse con el orden más común que presentan las frases en hñahñu, y con la escritura de su lengua.
Gi mbeni (memorama). Consiste en una serie de 16 pares de cartas con imágenes que aluden a los oficios y actividades que cotidianamente realizan los hombres y las mujeres de este pueblo. Este juego está recomendado para niño de 5 a 9 años. El memorama es un juego que desarrolla la capacidad de observación y la memoria de los niños. También refuerza su habilidad para ubicar cosas en el espacio (arriba, abajo, a un lado, después, etc.). Gi mbeni es un memorama que pone en juego breves oraciones en lengua hñahñu; de esta manera los niños podrán familiarizarse con la estructura oracional de esta lengua.
El Gi pe’de (dominó) consta de 28 fichas. Cada ficha está dividida en dos recuadros, en uno aparece la numeración arábiga y en otro la enumeración en lengua hñahñu. Este juego se recomienda para niños de 5 a 9 años que están aprendiendo los números en otomí. El dominó es un juego que desarrolla en los niños habilidades de pensamiento lógico matemático: concentración y razonamiento, también, fomenta la comunicación entre los jugadores. El Gi pe’de promueve, además, la asociación número palabra.
El Ñotho ra zugue (el gusanito que habla hñahñu) Es un juego de ruleta constituido por tres círculos, cada uno proporciona un constituyente de la oración (Sujeto, verbo, complemento) que, al combinarse, forman diversas oraciones divertidas en hñahñu. Esto le permite al niño reflexionar de forma lúdica y didáctica sobre las diferentes categorías gramaticales y funciones sintácticas de la estructura de su lengua y, a su vez, pensar el sentido lógico del contenido de las oraciones.
La lengua otomí, también llamada hñahñu, es originaria del centro de México. En el censo de población y vivienda del año 2010, se registraron 291 722 hablantes a nivel nacional, concentrados principalmente en los estados de Hidalgo, Distrito Federal, México, Michoacán, Puebla, Querétaro y Veracruz. De la misma manera que otros pueblos indígenas, los otomíes o hñahñu no ocupan un territorio continuo, sino que se encuentran dispersos en esta zona que otrora fue su asentamiento tradicional. Algunas personas originarias de este pueblo han migrado a diversas ciudades del país y del extranjero.
Sabemos que se trata en realidad de un complejo de variantes. Aunque los estudiosos no se han puesto de acuerdo en cuántas son las variantes que se deben reconocer, la mayoría coincide en que es posible distinguir tres variantes principales: la del estado de Querétaro, la de Hidalgo y la del Estado de México. En territorio mexiquense, de acuerdo al censo de población y vivienda 2010, del INEGI, se registran 97 820 hablantes de hñahñu, siendo los municipios de Toluca, Temoaya, Jiquipilco, Morelos, Otzolotepec, Chapa de Mota, Lerma, Aculco, Amanalco, Huixquilucan, Xonacatlán, Timilpan y Zinacantepec los de mayor asentamiento otomí.
El otomí pertenece a la rama otopame de la familia Otomangue, una de las más antiguas y diversas del centro de México. Son otopames también el mazahua, el matlatzinca, el tlahuica, el pame, y el chichimeco jonaz. La lengua otomí está considerada como una lengua tonal, todas las variantes se reconocen al menos tres tonos: alto, bajo y medio. Morfológicamente se trata de una lengua que presenta tanto prefijos como sufijos y clíticos. Sintácticamente, el otomí suele colocar el verbo al inicio de la frase seguido del sujeto y después de éste el objeto, aunque en la actualidad también se encuentra con frecuencia el orden sujeto – verbo – objeto.
Desde hace varios años ha habido esfuerzos por lograr la normalización de su escritura, y se ha avanzado mucho en esto. Nuestros materiales siguen la norma de escritura propuesta por los hablantes y avalada por el INALI en 2012.